Tanto desvelo, tanto desgaste, tanto trabajo y mi mente sigue fundamentalmente igual que ayer.
Desearía ser libre dentro de cuatro paredes, ser libre entre el papel y la tinta, entre la soledad de las multitudes de muertos, de poetas, artistas y filosofos.
Quisiera una ermita que bloquee el atraso, que la rutina de esta vida genera.
Bajo el único efecto de la naturaleza, solo el pensamiento es nuestro límite. Las barreras impuestas por la mano invisible de este fantasma lacayo deben ser derrumbadas hasta que solo escuchemos una sola voz, la de nuestra ligadura con lo sublime.
Prefiero la cultura que no alimenta el cuerpo, pero es la única capaz de hacer que el rico pase por ojo de una aguja o que el pobre avance hacia la virtud y el progreso.
Problemática de la UNAH
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(Los que hayan tomado partido con algún radical no lean esto porque no
tengo tiempo de discutir con cabezas calientes)
Los estudiantes han actuado de forma...
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